Tanjiro e Inosuke luchan contra los cazademonios controlados por unos hilos de araña que a la postre consiguen cortar. Después de destruir las telas, avanzan hacia lo profundo del monte. A medida que se adentran, los hilos de las arañas que allí moran van aumentando en densidad hasta llegar a dislocar atrozmente a sus marionetas. Cada vez resulta más difícil detener a los cazademonios poseídos sin herirlos, pero lo desesperante de la situación no detendrá a Tanjiro.