En este capítulo Pancho Saavedra llega hasta la desconocida península de Huequi, en la comuna de Chaitén, para sumarse al trabajo de los hombres de campo y encontrarse con los últimos buscadores de oro. En su recorrido descubrirá además una pequeña isla, verdadero tesoro natural, habitada por una colonia de pingüinos y, al final de la ruta, lo esperan los alerces milenarios y el majestuoso ventisquero El Amarillo, en el Parque Pumalín.